Kábbalah fue un bar del Abasto porteño que tuvo una corta vida: un año y 8 meses. Proyectado como un espacio cultural, y luego de haber vivido las restricciones post-cromagnon, nos hemos dedicado durante un año y medio a ser meramente un "lugar de encuentro". Las noches de Kábbalah quedarán en el recuerdo de muchos como algo especial. Este blog intenta continuar con su espíritu, si es que creemos en lo espiritual.

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12/9/07

A BUEN ENTENDEDOR, SOBRAN PALABRAS

"Después de la tormenta llega la calma"... eso nos dijeron muchos tras la tempestad que atravesamos. Hoy precisamente llueve (y bue... al mal tiempo buena cara) sin embargo, me ha contado un pajarito que la lluvia es como la revolución del agua: en estado líquido, se encuentra más viva que nunca. "Aquí hay gato encerrado", pensé yo, ya que conocí las Cataratas y lo que ví no es precisamente quietud... pero como cuatro ojos ven más que dos, decidí consultar al saber popular, y preferí hacerme a un lado: ojos que no ven, corazón que no siente y a otra cosa mariposa.
Sería mejor encontrar otro refrán para la situación: "se cierra una puerta, se abre un portal", nos lo han repetido estos últimos días infinidades de veces, y yo pensaba, está bien, mal de muchos consuelo de tontos, que vamos a hacer... sarna con gusto no pica y si hay que arremangarse, vale más poco que nada.
Como el pez por la boca muere, y yo soy, digamos no poco conversadora... nos han llovido propuestas y alternativas. A veces, donde menos se piensa salta la liebre.
Matamos dos pájaros de un tiro y decidimos seguir. A caballo regalado no se le miran los dientes, por algo las cosas son, quizás estemos cosechando nuestra propia siembra.
Con Kábbalah, pan y cebolla!
Ahora, a lo hecho, pecho. Y paciencia, que a su tiempo maduran las brevas. Pero cuidado! quien tiene tienda que la atienda... porque sino, Dios castiga sin palo y sin rebenque.
Mejor que deje de contarles taaanto, que en boca cerrada no entran moscas.

2 comentarios:

gemma peris dijo...

Bueno:

Lo primero, supongo, es darles la enhorabuena. Han pasado lo que parecía "el acabose" y siguen en la brecha, eso ya es un triunfo. Pero no les voy a desear suerte, soy más de la opinión que todo tiene un qué, un cómo y un porqué. Así que les mando ánimo, todo el del mundo; ánimo y energía para encarar la nueva etapa, conseguir de una buena vez que la burrocracia bonaerense les conceda la bendita habilitación y sobre todo ánimo para que el Proyecto Kábbalah sea una realidad tal y como lo imaginan.

Un abrazo grande desde el otro lado del charco,

Gemma Peris

Fd. dijo...

Me gustaría que no cerraran, yo estuve ahí hace una semana (exactamente) y estaría bueno volver en mi próxima visita a vuestras tierras.

Saludos.