
Sería mejor encontrar otro refrán para la situación: "se cierra una puerta, se abre un portal", nos lo han repetido estos últimos días infinidades de veces, y yo pensaba, está bien, mal de muchos consuelo de tontos, que vamos a hacer... sarna con gusto no pica y si hay que arremangarse, vale más poco que nada.
Como el pez por la boca muere, y yo soy, digamos no poco conversadora... nos han llovido propuestas y alternativas. A veces, donde menos se piensa salta la liebre.
Matamos dos pájaros de un tiro y decidimos seguir. A caballo regalado no se le miran los dientes, por algo las cosas son, quizás estemos cosechando nuestra propia siembra.
Con Kábbalah, pan y cebolla!
Ahora, a lo hecho, pecho. Y paciencia, que a su tiempo maduran las brevas. Pero cuidado! quien tiene tienda que la atienda... porque sino, Dios castiga sin palo y sin rebenque.
Mejor que deje de contarles taaanto, que en boca cerrada no entran moscas.
2 comentarios:
Bueno:
Lo primero, supongo, es darles la enhorabuena. Han pasado lo que parecía "el acabose" y siguen en la brecha, eso ya es un triunfo. Pero no les voy a desear suerte, soy más de la opinión que todo tiene un qué, un cómo y un porqué. Así que les mando ánimo, todo el del mundo; ánimo y energía para encarar la nueva etapa, conseguir de una buena vez que la burrocracia bonaerense les conceda la bendita habilitación y sobre todo ánimo para que el Proyecto Kábbalah sea una realidad tal y como lo imaginan.
Un abrazo grande desde el otro lado del charco,
Gemma Peris
Me gustaría que no cerraran, yo estuve ahí hace una semana (exactamente) y estaría bueno volver en mi próxima visita a vuestras tierras.
Saludos.
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